Educar para innovar, innovar para educar

A partir del texto Educar para innovar, innovar para educar de Mariano Martín Gordillo y Elena Castro Martínez, vi oportuno hacer un acercamiento sobre las características de las personas innovadoras a mi contexto laboral.

Como docentes, debemos ser observadores activos de todos los momentos y actividades, observar cómo se manejan nuestros estudiantes al momento de un conflicto, si hay quienes suelen permanecer solos en el recreo o quienes lideran un juego, como se comportan dentro del aula, cómo asumen las actividades propuestas, cómo colaboran entre ellos y si han adquirido o no las habilidades necesarias.

Debemos estar siempre alertas y receptivos a las necesidades de nuestros alumnos, fomentando espacios y momentos de aprendizaje inclusivo y adaptado a cada uno de ellos.

Entender que los desafíos son oportunidades para generar ideas combinándolas con la información disponible y poder solventar las necesidades identificadas, pensando en posibles soluciones, por ejemplo: si necesitamos incluir a una niña o un niño,  basándonos en la información que obtuvimos de la observación, podemos combinar la ideas, como los juegos grupales para fomentar la inclusión, buscando actividades que propicien una experiencia positiva para ellos y que genere espacios de diálogo, combinando lo individual con lo colectivo. El pensar en ideas para enfrentar los desafíos del proceso de enseñanza aprendizaje, nos obliga a evaluar permanentemente los resultados y seguir buscando soluciones, a transformar metodologías y herramientas, e implementar nuevos recursos.

Creo que, como docentes, tenemos que recordar que el proceso de enseñanza aprendizaje es interactivo, relacional, dinámico, donde siempre hay eventos, actores externos que pueden hacer que cada momento del quehacer docente vuelva repetirse o deba comenzar de nuevo porque, quizás, alguna estrategia no fue adecuada. Esto no significa un retrocesos, al contrario, pueden ser momentos en los cuales encontremos nuevas inspiraciones para la innovación.

Es una constante contradicción la que se vive dentro del quehacer docente, casi nunca encajan las características individuales de todos los actores del proceso, con los recursos, herramientas, pedagogías o metodologías, que utilizamos para que los estudiantes se vayan formando, tanto los actores como los objetos, deben adaptarse y re adaptarse, cambiarse , lo que significa que siempre debe hacerse una constante y profunda reflexión sobre la necesidad de introducir más innovación para educar y de educar para continuar innovando.

El aprendizaje creativo como parte del proceso de innovación educativa

Dentro de mi contexto educativo en particular, evidencio que tanto las maestras como las familias de las niñas y niños, ven el desarrollo de la creatividad como algo difícil y poco relevante. Pienso que esto pasa por que en la comprensión de la creatividad se interrelacionan el ámbito cognitivo, emocional y cultural, esto es un desafío al momento planificar y poner en práctica ciertas actividades para el aprendizaje, principalmente por que las relaciones humanas, las costumbres, ciertos preceptos pueden influir o afectar los procesos educativos dirigidos hacia la creatividad, debido a que están constituidas por un tejido de emociones, dudas, interrogantes, creencias que, en ocasiones, son complejas de sobrepasar. (Elisondo 2018).

Por eso, me parece interesante, compartir con ustedes estos videos que encontré acerca del trabajo colaborativo y el aprendizaje creativo que, quizás, puedan servir como buenas estrategias para romper el miedo en nuestras prácticas docentes, principalmente en educación inicial, en donde se pueden superar un poco las barreras impuestas por la educación tradicional de la que es tan difícil salir, recordemos que para innovar, debemos hacer procesos, no solo metodológicos o pedagógicos, también personales que requieren de tiempo para poder llegar a tener un cambio de visión y de acción. De igual manera, tenemos que recordar que un proceso creativo, siempre necesita de constantes ideas y de soluciones cuando alguna de ellas falla.

Finalmente, en las aulas de clases se debe fomentar el aprendizaje como un acto creativo, por ende innovador, desde las interpretaciones personales, hasta las discusiones grupales de donde emergen preguntas, situaciones o conversaciones inesperadas y novedosas, así fomentar la escucha, aceptación y respeto de pensamientos diversos, de los cuales se puede siempre aprender e innovar. (Elisondo 2018).

¿Qué se consigue con la innovación?

Partiendo de la lectura de las primeras páginas del documento de Zygmunt Bauman “Los retos de la educación en la modernidad líquida” me parece muy interesante acotar algunas ideas.
Por ejemplo, se habla consecuentemente de que la educación “va perdiendo densidad para ser un puro instante” (Bauman, 2005, pág 12), cuando en realidad es un proceso continuo a lo largo de la vida, se interpreta, actualmente, que el proceso educativo, es menos denso o profundo. En esta época digitalizada, se nota más esta fragmentación, como por ejemplo cursos en líneas cortos, se escriben artículos breves, se reemplaza mucho la práctica por videos educativos que se pueden replicar como una metodología de enseñanza aprendizaje, apresurando los aprendizajes ya que dedicarles tiempo a estos procesos se considera una pérdida de oportunidades.
En este sentido, se puede suponer que la velocidad y el ahorro de tiempo es una estrategia novedosa, en donde se satisface la curiosidad de los estudiantes y las metodologías de los docentes, considerando que se puede progresar o evolucionar con los atajos, cuando en realidad el ahorro de tiempo no tiene nada que ver con la novedad, menos aún con innovación, ya que innovar en educación es un proceso, largo y continuo en el tiempo, no es un producto que se termina de completarse o terminarse, cuando es una acción que dura toda la vida en la que la evolución y la trascendencia personal son fundamentales para la vida, donde el conocimiento está disponible y en constante expansión y no termine con los años de educación formal ya que el tiempo que le dediquemos a esta proceso es un valor que debemos cuidar y atesorar.
Así que considero que la innovación debe partir desde la necesidad de adaptar los procesos de enseñanza y aprendizaje a los constantes cambios, en mira de hacerlos más relevantes y poder responder de mejor manera a las demandas y cambios sociales, entendiendo que hay pasos que seguir, que toman tiempo, esfuerzo y así preparar a las y los estudiantes para los desafíos del siglo XXI y para que sean agentes de innovación en todos los ámbitos de la vida.