La educación creativa debe trascender los métodos convencionales y abrazar enfoques que integren la creatividad en todos los aspectos del plan de estudios. Esto implica reconocer la creatividad como una habilidad cognitiva y emocional fundamental en todas las disciplinas. Una práctica destacada en la educación creativa es el uso de juegos para cultivar habilidades de resolución de problemas y pensamiento crítico entre los estudiantes.
Es esencial fomentar la creatividad tanto dentro como fuera del aula. Los programas extracurriculares, como los clubes centrados en diversas áreas educativas, ofrecen oportunidades valiosas para el desarrollo de habilidades creativas.
Creo que los proyectos STEAM representan una forma innovadora y poderosa de cultivar la creatividad en la enseñanza. Sin embargo, dentro de mi entorno educativo, tanto docentes como estudiantes muestran resistencia hacia estos proyectos. Los estudiantes perciben la creatividad como algo desafiante, mientras que los docentes argumentan que la implementación de proyectos STEAM requiere mucho tiempo y no consideran su importancia.
Como señala Elisondo (2018), las interacciones sociales, las prácticas culturales y las actitudes pueden influir significativamente en los procesos educativos creativos, ya que están influenciados por una variedad de emociones y percepciones que pueden dificultar la aceptación y adopción de enfoques innovadores como los proyectos STEAM.
Como docentes, buscamos desarrollar en los estudiantes habilidades esenciales para su vida. Por ello, es crucial reconocer que fomentar la creatividad en la educación promueve el pensamiento innovador y la capacidad de resolver problemas, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos complejos del mundo.