¿El problema somos los maestros?

En el proceso de realización del proyecto al revisar artículos científicos la mayor parte de responsabilidad acerca de lo que sucede en la educación, metodologías, técnicas, estrategias y demás recae en los maestros, quienes son señalados sobre sus prácticas en especial por los resultados de aprendizaje de los estudiantes, pero ¿Realmente somos los maestros el problema? En investigaciones científicas revisadas, efectivamente la responsabilidad es del maestro, pero también considera parte del problema al currículo que se utiliza para instruir a los estudiantes que serán los nuevos docentes en el futuro, por tanto, no se cuestiona la forma de enseñanza por la costumbre de realizar y continuar con las prácticas de hace varios años consideradas como correctas.

¿Qué se consigue con la innovación?

Con la innovación se consigue oportunidades y avances significativos, pero también desafíos importantes en términos de identidad, ritmo de vida, naturaleza del conocimiento, y participación ciudadana. Es crucial que la formación continuada no se limite a aspectos técnicos, sino que también fomente una ciudadanía crítica y comprometida, capaz de influir en el futuro político y social.

La formación continuada debe ir más allá de aspectos técnicos, fomentando una ciudadanía crítica y comprometida. En la sociedad de la modernidad líquida, la identidad se construye a través del consumo, afectando la visión del aprendizaje como un producto de uso rápido y desecho. Esto conduce a una educación superficial, donde la rapidez y la adaptabilidad prevalecen sobre la profundidad y el pensamiento crítico.

La aceleración de la vida moderna presiona a los estudiantes a aprender rápidamente y adaptarse constantemente, resultando en un conocimiento superficial. La transición del conocimiento “para toda la vida” al “de usar y tirar” se refleja en currículos que priorizan habilidades técnicas de corta vida útil, limitando la capacidad de los estudiantes para desarrollar una comprensión profunda y crítica.

Además, la sobreabundancia de información fragmenta el conocimiento, dificultando discernir la información fiable. Las habilidades de alfabetización informacional son cruciales para navegar este entorno. A pesar de la educación utilitaria, Bauman (2008) aboga por una formación que forme ciudadanos capaces de participar activamente en la sociedad.

En definitiva, la educación debe equilibrar la innovación técnica con el fomento del pensamiento crítico y el compromiso cívico, preparando a los estudiantes no solo para el mercado laboral, sino también para ser ciudadanos informados y activos.

El aprendizaje creativo como parte del proceso de innovación educativa

Dentro de mi contexto educativo en particular, evidencio que tanto las maestras como las familias de las niñas y niños, ven el desarrollo de la creatividad como algo difícil y poco relevante. Pienso que esto pasa por que en la comprensión de la creatividad se interrelacionan el ámbito cognitivo, emocional y cultural, esto es un desafío al momento planificar y poner en práctica ciertas actividades para el aprendizaje, principalmente por que las relaciones humanas, las costumbres, ciertos preceptos pueden influir o afectar los procesos educativos dirigidos hacia la creatividad, debido a que están constituidas por un tejido de emociones, dudas, interrogantes, creencias que, en ocasiones, son complejas de sobrepasar. (Elisondo 2018).

Por eso, me parece interesante, compartir con ustedes estos videos que encontré acerca del trabajo colaborativo y el aprendizaje creativo que, quizás, puedan servir como buenas estrategias para romper el miedo en nuestras prácticas docentes, principalmente en educación inicial, en donde se pueden superar un poco las barreras impuestas por la educación tradicional de la que es tan difícil salir, recordemos que para innovar, debemos hacer procesos, no solo metodológicos o pedagógicos, también personales que requieren de tiempo para poder llegar a tener un cambio de visión y de acción. De igual manera, tenemos que recordar que un proceso creativo, siempre necesita de constantes ideas y de soluciones cuando alguna de ellas falla.

Finalmente, en las aulas de clases se debe fomentar el aprendizaje como un acto creativo, por ende innovador, desde las interpretaciones personales, hasta las discusiones grupales de donde emergen preguntas, situaciones o conversaciones inesperadas y novedosas, así fomentar la escucha, aceptación y respeto de pensamientos diversos, de los cuales se puede siempre aprender e innovar. (Elisondo 2018).

Creatividad e innovación educativa.

Ser creativo es fundamental para innovar porque la creatividad nos permite pensar de manera diferente y encontrar soluciones nuevas y originales. Si lo analizamos a nivel educativo la creatividad en la educación no solo se debe limitar al aula, según Elisondo (2018) la creatividad implica cultivar la diversidad y ofrecer apoyo a cada estudiante para desarrollar su propio estilo creativo. Es importante ir más allá de simplemente preguntar “¿Qué tan creativo es X?” y explorar en cambio “¿Cómo es X creativo?”. Para mi esta es la clave para fomentar la creatividad porque no se trata solo de determinar si un estudiante es creativo o no, sino de comprender y apreciar la naturaleza y las características específicas de esa creatividad. Por ejemplo, cuando un grupo de estudiantes investiga formas innovadoras de conservar el agua en una región árida, la diferencia entre preguntar “¿Qué tan creativa es su propuesta?” y “¿Cómo es creativa su propuesta?” radica en la profundidad de la evaluación. La primera pregunta evalúa la creatividad de manera general, mientras que la segunda busca comprender los elementos específicos que hacen que la propuesta sea creativa, como la originalidad de las soluciones, la integración de tecnologías innovadoras, la consideración de aspectos ambientales únicos y la colaboración con la comunidad local para implementar medidas sostenibles.

Referencias:

Elisondo, Romina. 2018. «Creatividad y educación: llegar con una buena idea». Creatividad y sociedad: revista de la Asociación para la Creatividad, n.o 27, 145-66.

¿Qué es Innovación?

Si se parte de la premisa económica planteada en el libro “Innovar para educar, educar para Innovar” (MARTÍN-GORDILLO, M.; CASTRO-MARTÍNEZ,E.) el cual menciona que la innovación es la introducción de un producto, de un servicio nuevo o mejorado, de un método o de oteo tipo de organización; entonces dichos conceptos se lo puede expandir a todas las áreas incluyendo la educación.
Con aquellos conceptos se podría pensar que todo cambio es Innovación, todo objetivo planteado que no repite el mismo proceso por más pequeño que este sea. Por ejemplo, si se escribe en el pizarrón con varios colores y ya no solo con uno, se entendería que es Innovación, se puede avanzar en la forma de enseñar otro otras metodologías distintas a las tradicionales, tambien sería innovación; o si se piensa en algo grande como reformar el currículo del sistema educativo del país, también lo sería.
Pero entonces ¿todo cambio es Innovación?
Si así fuera fuera, pensaría que eso se lo hecho siempre y hoy solo actualizamos la palabra que define esta idea. Si en la prehistoria dejaron de cazar con las manos y lo hicieron con trampas, es Innovación; si antes se cocinaba a leña y ahora con gas o electricidad, es Innovación; o si se viajaba en caballo y ahora en avión también es Innovación.
Siempre existió esta idea, la sociedades se desarrollan en base a este concepto actual que solo cambia de nombre y lo llamamos innovación.

¡Posmodernidad! Como un coscacho a los grandes relatos… incluidos la educación.

¡Demasiado Marxista para ser posmoderna, Ana !, ¡demasiado feminista para ser Marxista, Ana! , ¡demasiado artista para ser Marxista, Ana!
Lo importante es que en apariencia nos sobra mucho.

Y empezaré diciendo que dentro de esta innegable opulencia del exceso cada vez que pienso sobre la modernidad liquida, no me remite a pensar mucho más allá del concepto mismo de posmodernidad, y el romance catártico que tiene con esa aceleración capitalista del no discurso, el efecto de un inmediato y la necesidad de saciar una insaciable sociedad educada para el consumo. Una vertiginosa experiencia de carácter famélico y devorador. (Pienso en un badulaque Milei cantando en el Lollapalooza y es fácil querer llorar, pero también es fácil poder reír)


Hay tantas cosas que me resuenan al leer a Bauman que si no fuera transfeminista y tuviera veinticinco años, me lo tragaría sin rechistar todo de “Pe a Pa”, pero más que reproches concretos son dudas, dudas que bien podrían ser apasionadas conversaciones o preguntas que me gustaría responder para obviamente, tener nuevas preguntas que hacer.
¿Qué pasa con esta idea de la verdad, a la que apela la crítica a la modernidad líquida? Si bien la modernidad parece tan sujeta a esta imagen irreductible sobre todo un ejercicio “veridico” sobre: los hechos, sobre la naturaleza de las cosas, sobre la identidad de las cosas , me pregunto ¿qué tan poco válido es el pensamiento decoloneal entonces según Bauman? ¿Acaso las mismas epistemologías del sur no son un sacudón a deconstruir el gran relato lógico matemático, blanco, verticalizado, de nuestra herencia greco romana?
Si, lo sé, definitivamente seguimos usando el esquema lógico matemático y de este, nuestro ideal de estado, sus leyes y la economía, pero ¿no es acaso el reconocer la posibilidad de otras formas de pensamiento, a través del cuestionarse el mismo origen de determinado pensamiento y cuando este se hace, por lo tanto; el carácter mismo de sus formas, de su lenguaje, de sus métodos y de sus maneras?

Tanto estoy de acuerdo con Bauman como marxista, en que los problemas de una modernidad líquida conllevan hacia esa carrera desbordada, e imparable hacia el capitalismo salvaje del que ya somos testigxs y partícipes, pero, tanto más estoy en desacuerdo con él, en que se ningunee los discursos que llegando desde esos incipientes origenes posmodernos, encontramos posicionamientos discursivos como “lo personal es político” de un feminismo que bien puede ser transversal en varias líneas decoloniales, antiraciales, de equidad y justicia de género, su importancia también radica en la posibilidad, de una nueva lectura hacia miradas que parecen no ser tan desacertadas cuando proponemos una crítica a los fundamentos y los cimientos de los mismos, para no recaer en las mismos ejercicios fundamentales que retornan a los orígenes del problema, en un círculo algo viciado por un desencanto aparentemente irresoluble y por lo tanto lo encarnan, y lo vuelven concreto, ley y doctrina.

Si bien una fe antropológica pueda hacernos reconocer el problema en sí mismo y quizás la alegría por buscar las soluciones (en plural) a esta aceleración, nos haga pensar en otras observaciones al mismo problema pero desde otro punto de vista como el de Harmut Rosa que a diferencia de Bauman nos dice que en la actualidad las personas no aceleran para avanzar, pues el tiempo de avanzar ya no es posible. Rosa afirma que aceleramos para mantenernos, por eso pienso que tanto el discurso del progreso como el de acelerar, transita por lo estático, por lo que nos permite la permanencia, aún cuando Bauman alegue que esta sea un deseo tambaleante o un no deseo, en lo que yo discrepo, porque si bien queremos destacar el deseo mimético que nos empuja a ser reconocidos por otrxs en colectividad también nos junta aún cuando en apariencia nos separe. Este deseo hace que por ejemplo, lxs docentes que nos capacitamos en maestrías si bien aprenderemos cosas nuevas unxs más, otrxs menos, todxs necesitamos nuestra certificación maestrante para reconocer el legítimo derecho al acceso a esa misma cuerda tambaleante que nos junta en la palestra de la docencia.
Por tal motivo también me inquieta cuando Bauman afirma que palabras como: culturas, redes o equipos, son parte de una identidad volátil, cuando las culturas son eso, varias y el reconocer que si bien unas han sido subordinadas a otras, este ejercicio es un ejercicio sustentado por dinámicas de poder violentas a lo largo de la historia (racismo, sexismo, colonialismo, clasismo, etc) no son parte una homogeneidad, por lo tanto no son solo una. También entender que el legitimar solo desde una cultural, determina el foco de investigación, los intereses de la cultura implicada y la subordinación o deslegitimación de las otredades. Tanto así como el sentido de las palabras redes y sí, lamentablemente o asertivamente el término “influencia” porque de estas en determinadas culturas depende el desarrollo de las personas. Lo que al no reconocerlas o querer rechazarlas posiciona un pensamiento poco horizontal, punitivo y que deslegitima esa necesidad misma de freno de la que el autor tanto dice anhela, puesto que su posición ante esta aparente errática forma descontrolada de aceleración pareciera ser quedarnos una modernidad insalubre en donde el capitalismo no es cuestionado y que de hecho parece ser permisible siempre y cuando mantenga ciertos parámetros de una tradición bastante cuestionables por decir poco.

Con esto solo quiero discrepar en que si bien se cuestiona que la posmodernidad es fundamentalmente una puerta hacia un aparente sin sabor, sin forma y sin estructura, lo es menos una contemporaneidad (la nuestra, que no sabría cómo llamarla) que gracias a una parte de la posmodernidad se cuestiona inclusive sus propios ejercicios para ejercer o intentar reestructuras y descontrucciones más urgentes, no por rapidez sino por posibles, más que la necia gana de querer tener el método único del control; ciencia hacia una dinámica de poder, forma estructura, método y acción semejante o iguales a las mismas que criticamos. Y de tal forma esto arrastra en sí a toda las pertenecías de los conocimientos que si bien podrán ser líquidos para algunxs e insignificantes en ese estado por no cristalizarse, para otrxs es la evidente corriente que desemboca en un mar más complejo en el que hay que aprender a navegar desde las translateralidades y no desde la barca de una modernidad que ha tenido unos aciertos y otros tantas necedades que no estoy segura que debamos arrastrar a las aulas solo porque así lo hicieron nuestrxs abuelxs.
Ahora le apunto a un líquido como un mar extenso, navegable o no, pero ciertamente no a un vaso en el desierto, que aunque bebible, será insuficiente.

Nuestro grupo de trabajo ha considerado de vital importancia el observar, analizar, definir y evaluar el proceso de enseñanza aprendizaje en el Área de las Ciencias Sociales. Para lo cual nos hemos planteado el reto de identificar y responder la siguiente interrogante, ¿por qué las asignaturas del Área de las Ciencias Sociales se han convertido en monótonas y un tanto aburridas?, inquietud que nos permitirá abordar la problemática curricular, pedagógica y disciplinar que se maneja en el sistema educativo actual. Desde el enfoque pedagógico consideramos que la educación es un proceso de innovación inquebrantable, en el cual no se puede admitir que la enseñanza de las Ciencias Sociales del siglo pasado esté vigentes en la enseñanza de las Ciencias Sociales en el siglo actual Por tanto estoy seguro que este será uno de los proyectos más significativos dentro del presente proceso educativo, el mismo que nos permitirá ir más allá de los métodos tradicionales y caducos, donde encontremos formas creativas e innovadoras de transformar nuestra educación actual.

Modernidad Líquida: Design Thinking para una Educación Adaptativa

En el proceso de nuestro proyecto de innovación curricular, encontré una profunda conexión con el pensamiento de Zygmunt Bauman (2007, p. 15) y nuestra labor como educadores. Parafraseando sus palabras, la modernidad líquida nos obliga a adaptarnos constantemente en la educación, fomentando la flexibilidad, el aprendizaje permanente y una brújula ética para enfrentar un futuro incierto y en constante cambio. Durante el primer paso del Design Thinking, al realizar encuestas y entrevistas, pude ver cómo esta realidad líquida se refleja en las problemáticas que enfrentamos en el ámbito educativo. Desde la rápida evolución tecnológica hasta las demandas cambiantes de habilidades, cada problema identificado reafirma la necesidad de flexibilidad y aprendizaje continuo que menciona Bauman. Además, la brújula ética se vuelve esencial para guiar nuestras acciones en un entorno incierto y complejo. El compromiso en estos primeros pasos consistirá en asegurar que nuestras soluciones integren la adaptabilidad, ética y aprendizaje continuo, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos en la modernidad líquida.

¿Qué se consigue con la innovación?

Partiendo de la lectura de las primeras páginas del documento de Zygmunt Bauman “Los retos de la educación en la modernidad líquida” me parece muy interesante acotar algunas ideas.
Por ejemplo, se habla consecuentemente de que la educación “va perdiendo densidad para ser un puro instante” (Bauman, 2005, pág 12), cuando en realidad es un proceso continuo a lo largo de la vida, se interpreta, actualmente, que el proceso educativo, es menos denso o profundo. En esta época digitalizada, se nota más esta fragmentación, como por ejemplo cursos en líneas cortos, se escriben artículos breves, se reemplaza mucho la práctica por videos educativos que se pueden replicar como una metodología de enseñanza aprendizaje, apresurando los aprendizajes ya que dedicarles tiempo a estos procesos se considera una pérdida de oportunidades.
En este sentido, se puede suponer que la velocidad y el ahorro de tiempo es una estrategia novedosa, en donde se satisface la curiosidad de los estudiantes y las metodologías de los docentes, considerando que se puede progresar o evolucionar con los atajos, cuando en realidad el ahorro de tiempo no tiene nada que ver con la novedad, menos aún con innovación, ya que innovar en educación es un proceso, largo y continuo en el tiempo, no es un producto que se termina de completarse o terminarse, cuando es una acción que dura toda la vida en la que la evolución y la trascendencia personal son fundamentales para la vida, donde el conocimiento está disponible y en constante expansión y no termine con los años de educación formal ya que el tiempo que le dediquemos a esta proceso es un valor que debemos cuidar y atesorar.
Así que considero que la innovación debe partir desde la necesidad de adaptar los procesos de enseñanza y aprendizaje a los constantes cambios, en mira de hacerlos más relevantes y poder responder de mejor manera a las demandas y cambios sociales, entendiendo que hay pasos que seguir, que toman tiempo, esfuerzo y así preparar a las y los estudiantes para los desafíos del siglo XXI y para que sean agentes de innovación en todos los ámbitos de la vida.

Innovación curricular

Cuando mencionamos la palabra innovar muchas veces la relacionamos con la tecnología pero para mí no es solo eso sino más bien mejorar en todos los aspecto, en cuanto a educación, serían a la metodologías, técnicas y estrategias las cuales debemos buscar la manera efectiva de llegar a que nuestros estudiantes alcance el conocimiento. Sin embargo, como lo mencionaba Zygmunt Bauman, hoy en día el conocimiento se ha convertido en una mercancía y sigue evolucionando siguiendo este modelo. Hoy en día, se pueden patentar pequeños fragmentos de conocimiento para evitar su replicación. Aquellos fragmentos que no están protegidos por patentes se mantienen en secreto durante su desarrollo, similar a un nuevo modelo de automóvil que no se presenta hasta una exposición del año siguiente.